jueves, 27 de septiembre de 2007

LOS NUEVOS COCHINOS



Pronto llegarán a España los primeros coches chinos, menos sofisticados que los de aquí, pero algo más baratos. Así empezaron japoneses y coreanos, y les ha ido muy bien
El gigante está despertando. Y lo hace acompañado de unas cifras que marean. El país de los más de 1.300 millones de habitantes, el paraíso de la bicicleta y el taichi, ha alcanzado el tercer puesto en la producción mundial de automóviles, según la Organización Internacional de Constructores de Automóviles (OICA), desbancando a la potente Alemania, con una producción correspondiente al primer semestre de 2007 de nada menos que 3,6 millones de unidades. La previsión para el cierre de 2007 produce vértigo: más de cinco millones de unidades. Lo mismo que pensar que hace solo siete años la República Popular ocupaba el puesto séptimo en la lista de la OICA. Además, los expertos creen que este mismo año superará al segundo en la clasificación, Japón, y que entre 2012 y 2015 será el primer productor mundial por encima de Estados Unidos.

Esta espectacular tendencia contrasta con el escaso índice de motorización del país, lo que supone un apetitoso pastel para la industria del primer mundo. Mientras que en Europa occidental hay un coche por cada dos habitantes, en China solo existe uno por cada 100. Circunstancia que se explica, entre otras razones, porque el automóvil sigue siendo allí un artículo de lujo para la mayoría, y el mercado crece de momento únicamente con la demanda de organismos oficiales y de minorías acomodadas.
UN MERCADO QUE EXPLOTARÁ

Pero la situación ya está cambiando, sobre todo gracias a una economía que goza de una gran salud, con crecimientos históricos del Producto Interior Bruto superiores al 10%. Los numerosos fabricantes que operan en China –tanto los nacionales como los resultantes de acuerdos con empresas occidentales– de momento son solo capaces de atender a una demanda interna que dentro de poco va a crecer desmesuradamente.

Esta incapacidad para atender al mercado doméstico explica que la llegada de coches chinos a Europa sea, de momento, algo anecdótico. Además, la calidad de los productos que allí se hacen está por debajo de lo que estamos acostumbrados, sobre todo en cuanto a seguridad, ecología y acabados. Las primeras unidades llegadas a Europa han arrojado una debilidad preocupante en las pruebas de choque a las que han sido sometidas.

Pero no hay que alarmarse, este es solo el comienzo. Con el tiempo y la ayuda de la tecnología occidental, los chinos mejorarán y serán competitivos en Occidente.

Las empresas españolas son conscientes de esta oportunidad de negocio y ya se están posicionando para vender, próximamente, las primeras unidades orientales. Una de ellas es Sino Motor, actual distribuidor en nuestro país de la firma hindú Mahindra, que dentro de poco iniciará la venta de la firma china Jiangling. Su presidente, Alfonso Saavedra, ex máximo ejecutivo de la extinta MG Rover en España, augura unos inicios comedidos y unos precios competitivos, pero no tan baratos como se espera. Saavedra explica que: “La irrupción será lenta hasta abrir poco a poco mercado, y los utilitarios más sencillos no bajarán de 8.000 euros, más o menos entre un 10 y un 15% más económicos que los automóviles coreanos. Además, hay que tener en cuenta que su entrada en Europa está penalizada con un 10% en concepto de arancel, y su principal ventaja se reduce a una mano de obra muy competitiva, pues las tecnologías y los dispositivos de seguridad los compran a los mismos proveedores que los demás. Y hay otro factor importante: los productos muy baratos generan desconfianza en el consumidor”.

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