viernes, 14 de septiembre de 2007

Kaos en ceuta, Las incesantes lluvias colapsan Ceuta y dejan barriadas al completo inundadas



Por : Carmen Echarri

La de ayer fue una jornada fatídica en la ciudad, que quedó completamente colapsada por las incesantes lluvias que comenzaron a caer desde primera hora de la mañana. A las 8:30 horas ya se contabilizaban casi 100 litros por metro cuadrado, una cantidad que, ni por asomo, había sido prevista por el Instituto Nacional de Meteorología.

El efecto de dicha tromba se resumió en barriadas al completo inundadas, colegios que tuvieron que cerrar sus puertas ya que los estudiantes no habían podido salir de sus viviendas y hasta auténticos dramas entre algunos comerciantes que perdieron su stock. Algunos afectados ponían buena cara a tan dramática situación, mientras que la gran mayoría de los afectados optaron por protestar por la situación de desconcierto vivida ya que, según defendían, echaban en falta un mayor servicio de Protección Civil, Bomberos o Policía.

La Ciudad daba su explicación al momento. Aun teniendo a todos los efectivos en la calle, aun existiendo alerta fijada para que todos los agentes atendieran estas problemáticas, no se podía dar a basto con las peticiones ciudadanas, quedando las centralitas de cada Cuerpo de seguridad bloqueadas desde primeras horas de la mañana. Si las previsiones estimaban para hoy una caída no superior a los 40 litros por metro cuadrado, conforme iba pasando la mañana se alcanzaba el centenar. “Todos los servicios de la Ciudad se han incrementado ostensiblemente dada la situación, trabajando a destajo para atender las numerosas situaciones problemáticas que padece la población”, se concretaba desde la Ciudad.

A pie de calle, la situación era crítica. La carretera nueva cortada, al igual que el término Calamocarro-Benzú o la zona de Cría Caballar -en Benítez- que, como viene siendo habitual, fue una de las más afectadas por las lluvias. Allí la lectura de los hechos era clara: viviendas y locales inundados, el vivero de la zona completamente destrozado -en este punto el agua llegaba hasta la cintura-, y un tráfico cortado -de hecho el agua alcanzaba la ventanilla de los vehículos que circulaban por la vía-. Con los brazos abiertos y con gritos de “¡más despacio!” rogaba un ciudadano a los conductores que pasaban por la barriada Benítez para que aminorasen su velocidad para no empujar así el agua que bajaba por la carretera al interior de sus viviendas. Los contenedores de basura flotaban y bajaban a gran velocidad por la carretera mientras que los vecinos se apartaban para no ser arrastrados por los mismos. Caras de preocupación, miedo y desesperación mostraban los residentes de la zona al ver el agua entrando en sus casas por debajo de las puertas y, en algunos casos, por las ventanas. Nadie estaba preparado para aquella situación, y la mayoría reconocía “no haber vivido nunca este infierno”. Los mayores recordaban otras inundaciones, pero todos coincidían en que “las lluvias nunca habían llegado a este extremo”.

Empleados del Parque Móvil construían ‘a contrarreloj’ pequeños tabiques junto a los bajos de las puertas de las viviendas para que la gran riada no entrase al interior de las mismas. Mientras tanto, los vecinos que aún no habían recibido ayuda situaban tablones y chapas junto a la puerta para que no cedieran con la presión del agua.

La cantidad del agua acumulada en los callejones hacía imposible que los viandantes pudieran ver el suelo, por lo que algunos se hacían con palos para tantear la zona antes de pisar e introducir el pie en una de las arquetas que permanecían abiertas para "tragar" el agua.

Uno de los afectados, Riad Ahmed, lamentaba “que las autoridades no hayan pasado por la zona para conocer la situación de los vecinos”, pero reconocía que “los bomberos y los policías hacen todo lo que pueden, pero no tienen medios para controlar esta situación”.

Una vecina entendía que uno de los problemas de la barriada es “que mucha gente vierte basura a los desagües, los cuales están ahora obstruídos y no tragan el agua”. Nadie daba crédito a lo que veía, pero todos destacaban “lo caro que va a salir esta inundación”. Más allá de Benítez, el polígono del Tarajal, completamente inundado, con las naves cerradas, la mercancía dañada por la lluvia y la frontera afectada por daños, sobre todo el camino que conduce a Castillejos. En Benzú, la situación igual de dramática y en toda la zona portuaria, similar. De hecho el Puerto ordenó el cierre de la avenida Cañonero Dato debido a la tromba de agua caída que imposibilitó el tráfico rodado. Además se registró un tornado que un ciudadano grabó en su teléfono móvil y que fue reproducido ayer mismo por la edición digital de El Faro -ver www.elfaroceutamelilla.com-. La Cofradía de Pescadores tuvo que cerrar debido a la acumulación de agua, que también llegaba hasta media pierna, y toda la zona del Pantano, en concreto en el centro Miguel de Luque, quedó bloqueada. Un dato significativo: unos jóvenes bajaron en canoa por la carretera y motoristas de la Benemérita tuvieron que refugiarse en las casetas de Miguel de Luque ante la riada registrada. En la barriada de Hadú, se tuvo que desviar el tráfico por una única vía, ante los daños registrados, y en otras como San Amaro o el Príncipe, se vivieron dramáticas escenas con el abandono de viviendas por parte de familias -casi 60 personas- que tuvieron que ser acogidas por los Servicios Sociales del Ayuntamiento que los desvío a Cruz Blanca, que dispuso su albergue del Sardinero. Viviendas del centro, aparcamientos -como el de los Reyes o el subterráneo del Poblado Marinero- completamente inundados, reflejaban la visión menos dramática de la jornada.

Ver noticia original

No hay comentarios:

Publicar un comentario