viernes, 25 de abril de 2008

Domos inflables contra bombas nucleares

A pesar del fin de la guerra fría, la posibilidad de un ataque nuclear sobre una ciudad no ha desaparecido. Muchos gobiernos conservan grandes cantidades de cabezas nucleares, y la posibilidad de que una organización terrorista sea capaz de hacerse de una ojiva nuclear ya no pertenece solamente al ámbito de las novelas.

Leér Màs

Frente a un ataque nuclear, no hay mucho por hacer. Apelar al instinto básico de conservación y salir corriendo difícilmente sirva de nada: el radio de acción de estas armas hace que, aún encontrándose a una distancia importante del punto de impacto, los efectos sean devastadores.

Es cierto, existen al menos dos modelos de misiles defensivos que, lanzados a tiempo (y suponiendo que tengamos la suerte de vivir en alguna de las poquísimas ciudades que cuentan con ellos) pueden interceptar y destruir un vector nuclear, manteniendo a los habitantes a salvo. También puedes esconderte en algún tipo de refugio, y confiar en la suerte.

Sin embargo, en el futuro esto podría cambiar. Todos estaríamos a salvo de un ataque con misiles nucleares. Alexander Bolonkin ha presentado un “paper” de 31 páginas en el que explica como un domo de plástico, de menos de un milímetro de espesor, cubriendo las ciudades a una altura de varios kilómetros y sosteniendo 4 o 5 guijarros por metro cuadrado, bastaría para resguardarnos. Suena increíble, pero parece ser viable detener misiles con guijarros.

Bolonkin sostiene que los sistemas de defensa actuales son extremadamente caros, requieren de una tecnología de punta que no está disponible en la totalidad de los piases que están expuestos a estos ataques, y no son completamente infalibles. A lo largo de su trabajo hace una recorrido por los sistemas de defensa disponibles y, lógicamente, explica con detalle como funcionaría y cuales serian las ventajas del sistema que él propone.

El AB-Dome (tal el nombre que ha recibido el proyecto) consiste en una fina película muy transparente, que con forma de cúpula cubre por completo a la ciudad. Tiene un espesor de entre 0,05 y 0,3 mm, y se encuentra a una altura de 5 a 20 km. Se sostiene gracias a la presión de aire producida mediante una serie de ventiladores ubicados sobre el terreno y que proporcionan una presión de aire ligeramente mayor a la presión atmosférica.

Como puede verse en la figura anterior, una serie de cables mantienen la película transparente en su sitio. Una segunda película puede suspenderse uno kilómetros por debajo de la primera su fuese necesario.

En principio podría pensarse que mantener inflado un domo de semejante tamaño requeriría de enormes ventiladores y una presión tal que vivir dentro de el sería una experiencia poco recomendable. Sin embargo, Bolonkin proporciona todos los cálculos necesarios para demostrarnos que es perfectamente viable. Analicémoslos.

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