Cuenta la leyenda que Picio era tan pero, tan feo, que cuando murió, la extremaunción se la dieron desde lejos y con un bastón. Por él dicen que alguien es más feo que Picio. Claro, que los humanos medimos la belleza de un modo antropocentrista, y no es justo aplicarlo a todos los seres vivos. La naturaleza se sirve de diversas estrategias para llamar la atención. En los humanos ser guapo facilita el éxito. Casi siempre. Y lo mismo sucede en el reino animal. Pero los feos también tenemos una oportunidad. De lo contrario, no seríamos mayoría.
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